Las plazas comerciales no son lo que eran hace 20 años.
Tampoco lo son las personas que las visitan.
Hoy, los centros comerciales son espacios vivos, multisensoriales y en constante evolución. Compiten no solo con otras plazas, sino con la comodida d del e-commerce. Por eso, captar la atención —y mantenerla— se ha convertido en prioridad.
En ese contexto, las pantallas digitales han dejado de ser solo decoración. Hoy son herramientas clave de atracción, orientación e impacto visual. Especialmente los videowalls, que han encontrado en las plazas comerciales un terreno fértil para desplegar todo su potencial.
En una plaza de Querétaro, un videowall en la entrada principal da la bienvenida a los visitantes con visuales en alta definición que cambian según la temporada: lluvia en abril, fuegos artificiales en diciembre, mariposas en primavera.
La gente se detiene, se toma fotos, comparte.
Se vuelve parte del espacio.
Ese momento, aunque parezca pequeño, ya generó conexión emocional.
En Guadalajara, una plaza comercial con más de 300 locales implementó un videowall interactivo en el área central. Ahí, los visitantes pueden consultar con un solo toque la ubicación de tiendas, horarios de cine o estacionamientos disponibles.
La diferencia se nota: menos gente perdida, más fluidez en el tránsito peatonal y mayor uso de zonas que antes pasaban desapercibidas.
Un videowall permite mostrar campañas de marcas sin interrumpir la experiencia del visitante.
En CDMX, una plaza con enfoque en moda alterna contenido de sus tiendas con arte digital, frases inspiradoras y videos musicales.
Los anunciantes agradecen el impacto visual.
Los visitantes no se sienten bombardeados.
Todos ganan.
Una ventaja poco explorada es cómo las pantallas pueden adaptar la atmósfera del lugar.
Por la mañana, luz suave y contenido relajante.
En la tarde, colores vivos y promociones.
Por la noche, tonos cálidos y eventos culturales.
Una plaza en Monterrey ajusta sus videowalls en tiempo real según el tráfico, el clima o el calendario.
Ya no solo alberga tiendas: crea ambientes.
Cuando se diseña bien, una pantalla no roba atención. La enfoca.
En plazas modernas, los videowalls están integrados al flujo natural: en pasillos, puntos de descanso, junto a las escaleras o elevadores.
Se vuelven parte del recorrido.
A veces informan, a veces solo acompañan. Pero siempre están contando algo.
Si buscas renovar la experiencia del visitante, atraer marcas de mayor nivel y generar nuevos ingresos por publicidad digital, los videowalls son una inversión que puede devolver mucho más que miradas.
Las pantallas ya no son el futuro.
Son el presente de los espacios que quieren dejar huella.
Y tú, ¿ya sabes qué historia contar con la tuya?
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