Hay algo que nadie discute hoy en día: si no captas la atención del cliente en los primeros segundos, probablemente ya lo perdiste.
En un entorno donde todo compite por la mirada del consumidor, destacar no es un lujo. Es una estrategia. Y en ese juego, los videowalls están ganando terreno rápido.
Pero seamos honestos: no todas las tiendas lo necesitan… o al menos no todavía. Así que si te estás haciendo la pregunta “¿vale la pena instalar uno en mi negocio?”, aquí van algunas señales claras que te ayudarán a responder.
Has preparado una oferta especial, pusiste carteles, cambiaste los precios… y aun así los clientes siguen sin darse cuenta. Pasa más de lo que crees. Muchas veces el problema no es la promoción, sino cómo se comunica. Un videowall permite mostrar esos descuentos con movimiento, color y dinamismo. No es lo mismo ver un precio impreso que ver un video que lo explica en contexto. El impacto es otro.
Las vitrinas son como la portada de un libro: deberían invitar a entrar. Pero si notas que la gente pasa de largo, tal vez algo está faltando. Un videowall bien colocado en la entrada puede cambiar eso. Te da la posibilidad de contar historias visuales en segundos, de adaptarse a la temporada, al clima o al público del día. Eso sí mueve la aguja.
En toda tienda hay áreas donde quieres que la gente se detenga: frente al nuevo lanzamiento, junto a la caja, cerca de los accesorios. Pero a veces, por más que lo intentes, esas zonas no conectan. Un videowall puede actuar como un imán visual. Literalmente. Dirige la atención, crea ambiente, y si el contenido está bien pensado, incluso genera más ventas en ese espacio.
Si estás en un centro comercial o en una zona con mucha competencia, esto te interesa. Las tiendas que incorporan tecnología visual no solo llaman más la atención: también proyectan una imagen de marca más moderna y profesional. Y eso pesa. Si tus vecinos ya están usando pantallas, y tú no, puede que te estés quedando atrás sin darte cuenta.
No siempre hay personal suficiente para explicar cada producto, responder dudas o guiar al cliente. Ahí es donde un videowall puede ayudar. Se convierte en un apoyo silencioso pero efectivo: explica, educa, acompaña. Y lo hace 24/7, sin margen de error ni necesidad de entrenamiento.
Una tienda de moda urbana en Guadalajara instala un videowall en su zona de lanzamientos. Nada extravagante: seis pantallas en forma de mosaico. En dos semanas, la atención al área se duplicó. Los productos destacados se vendieron un 40% más rápido. Y lo mejor: recuperaron la inversión inicial en menos de tres meses.
Porque la gente responde al movimiento, a los estímulos visuales y a los mensajes bien contados. Un videowall no vende por sí solo, pero sí potencia todo lo que ya estás haciendo.
Beneficios que puedes esperar:
Si mientras leías dijiste “eso me pasa” en al menos dos puntos, probablemente ya conoces la respuesta. Un videowall no es solo una pantalla grande. Es una herramienta de comunicación que, bien usada, puede hacer una diferencia real en tus ventas y en la percepción de tu marca.
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